Alemania: un anillo para gobernar a todos

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Por Eugene Freeman

Debido al hecho de que viajo constantemente por la naturaleza de mi negocio, me gusta investigar todos los países que visito, pero considerando la perspectiva de un ciudadano promedio. A través de los años he descubierto que los taxistas son los mejores indicadores para conocer cómo influye la economía de un país o región en los residentes comunes. Los conductores de taxis, debido a su profesión  y a su interacción con cientos de visitantes extranjeros y locales, a veces proporcionan una mejor imagen de la sociedad y su economía, de forma tal que ni el mismo Blomberg podría hacerlo tan bien. Usted tal vez no recuerde que hace 30 años el FMI predijo que Filipinas sería una de las economías con mayor y más rápido crecimiento del mundo mientras que Singapur, debido a su falta de recursos y de disponibilidad de tierras, decrecería hasta convertirse en un país insignificante. Bueno, de haberle preguntado a un taxista en aquel momento, seguramente habría tenido un pronóstico mucho más acertado.

Así pues, les doy la bienvenida a mi viaje con taxistas de diferentes partes del mundo. De ahora en adelante, trataré de volar a un nuevo país cada mes para ofrecerles una idea de lo que la gente realmente piensa sobre la economía y su futuro. Espero que lo disfruten y, por supuesto, estoy ansioso por leer sus pensamientos y comentarios al respecto.

Alemania

Vuelo a Frankfurt, una ciudad que lleva el nombre de una famosa salchicha alemana. Dicha ciudad es el centro financiero de Alemania y, de hecho, su arquitectura y su energía están en realidad muy conectadas con la actividad industrial propia de una fábrica de salchichas. De hecho, Alemania ha sido lo suficientemente sabia, a diferencia de gran parte del resto del mundo, y ha sabido preservar su industria manufacturera. Ésta inteligente estrategia le dio a Alemania un gran poder financiero que ahora le permite controlar a la Unión Europea y, esencialmente, dictar sus propias políticas.

En el centro de la ciudad de Frankfurt se encuentra una enorme estructura de vidrio monolítica correspondiente al banco central de la UE. Irónicamente, el abogado de Frankfurt que hizo la solicitud del terreno en el que se construyó el banco,  le dijo a la gente que el mismo se utilizaría para un proyecto de vivienda de bajos ingresos. Tristemente ocurrió todo lo contrario: el monstruo del banco central surgió en una proeza arquitectónica que parece ser el mismísimo símbolo de la muerte y de la falta de espíritu. El banco central surgió producto de una mentira, cuidadosamente orquestada, de que sería conveniente para el pueblo alemán formar parte de la Unión Europea.

La ubicación del banco central de la UE en Alemania reafirma quién domina y controla realmente a Europa en estos días. La mayor parte del viejo continente está en caos. Hay una enorme tasa de desempleo, aumento de la delincuencia y una carga fiscal en extremo excesiva. Con la imposición de cuotas europeas, la estructura tradicional y las empresas pesqueras han sido casi destruidas. Probablemente, Hitler esté ahora mismo retorciéndose en su tumba de solo pensar que la guerra por convertir al socialismo nacional en el poder supremo de Europa, ha sido ganada sin un solo disparo. Europa y Alemania son ahora orgullosamente socialistas y el nacionalismo alemán ha sido reemplazado por una identidad casi europea, o al menos eso parece. Sin embargo, Alemania tiene el anillo mágico para «gobernarlos a todos».

Entonces, me encuentro en Frankfurt dentro de un taxi. Mi conductor sabe que Ángela Merkel, líder del »free world«, comenzó su carrera en el este de Alemania como informante de «stassi«. El Stassi, para quien no lo sabe, era la policía secreta de Alemania Oriental entrenada con los mismos métodos que los nazis pero trabajando para los rusos. Mismo juego, diferente amo.

Frankfurt, Alemania.

Pero, por supuesto, ¿qué puede saber un taxista? Después de todo, el »free press» europeo y los Estados Unidos adoran a Merkel, ¿o no?

Reflexiono sobre estos pensamientos en el camino desde el aeropuerto a mi hotel y le pregunto al taxista, cuyo nombre es Muhamad, oriundo de Nepal, cuánto tiempo lleva viviendo en Alemania. Cuarenta años, señor –responde con orgullo–, ahora soy alemán y tengo hijos. Mi hijo está terminando la carrera de medicina y pronto se graduará.

¡Wow! –Pienso para mí mismo– ¡una historia de éxito para un migrante! Debe estar haciendo buen dinero –le pregunto.

No, señor. Hace mucho tiempo, cuando teníamos la deutschmark, todo era barato y podía ganar mucho dinero e incluso ahorrar algo. Pude enviar a mi hijo a la escuela y comprar una casa. También podía permitirme viajar. Pero ahora, señor, me cobran más del 50% en impuestos sobre mis ingresos y  a eso se le suman los impuestos sobre las ventas, la gasolina, sobre la seguridad social y otros pagos. Todos los impuestos suman el 70% de mis ingresos. La gente común ya no puede comprar una casa y se ve obligada a vivir a crédito. Tengo que trabajar 14 horas al día y aún así no tengo ganancia. Viajar por Europa es costoso, así que tampoco viajamos mucho.

¿Qué hay de tu hijo? –pregunto. No hay futuro ni siquiera para él, responde.

Con préstamos estudiantiles y bajos sueldos para médicos internos, más los altos impuestos, su hijo no podrá vivir mucho mejor que él (al menos durante muchos años) y probablemente tampoco podrá comprar una casa.

«Alemania parece haber caído en la barbarie», se queja. Hay una avalancha de inmigrantes peligrosamente irritados provenientes de África y Siria. En su generación los migrantes solían venir y ganarse la vida honestamente. Éstos, por el contrario, violan, matan y roban, además de eso quieren que el estado pague por todo. Como musulmán se siente molesto y traicionado por la causa musulmana, que parece tener el objetivo de destruir la civilización occidental. Hace poco, me comentó, una Yihad musulmana dirigida por refugiados sirios declaró que violarían a «100 mujeres alemanas». Y tristemente así lo hicieron. Él siente que Alemania se está volviendo cada vez más inestable, con impuestos elevados y un alto nivel de violencia. No entiende por qué permiten el acceso a estos migrantes. Son incultos, fanáticos y no quieren trabajar. «Ellos solo quieren matar gente», dijo, «e imponer su opinión sobre lo que los musulmanes son para el resto de nosotros». «El Islam es una religión pacífica, señor, pero estas personas son el mismo mal encarnado», dice.

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Entonces, si incluso un migrante de origen indio-musulmán no simpatiza con los musulmanes africanos y sirios, no es posible que esto sea un asunto de religión o racismo. Entonces, ¿por qué Merkel está haciendo esto? – me pregunto.

Mientras mi taxista me conduce por la ciudad, veo inmigrantes que duermen en bancos y alcantarillas, siento que he llegado a algún tipo de gueto del tercer mundo y que casi no hay alemanes aquí. Pienso, una vez más, que Hitler se estaría revolcando en su tumba si pudiera ver esto.

Algunos alemanes también lo piensan, aparentemente, ya que la oscura amenaza del nazismo esta nuevamente abriéndose paso en este país.

Mire a estas personas en la calle, dice, no quieren trabajar. “Hay mucho trabajo pero ellos no lo harán, esperan que el gobierno les ofrezca viviendas gratis y que personas como yo paguen por ello. Algunos tienen muchas esposas y a cada esposa también se le paga un seguro social, para ella y sus hijos. Y lo que es peor, el marido lo gasta en alcohol y drogas y vive como un rey. Es una situación loca, señor. Esa mujer Merkle es una socialista, señor, es una satánica».

Por supuesto, mi taxista usó palabras mucho más fuertes que no vamos a reproducir aquí, pero este fue el punto principal. Solo una persona malvada (o un comunista) podría haber hecho algo así a la economía de un país. Lo que me conduce a hacerme una pregunta: ¿quiénes son los verdaderos amos de estos personajes satánicos? Pero creo que esa pregunta probablemente esté más allá del conocimiento de nuestro taxista.

Considerando todos los impuestos que este señor paga, debe tener algún tipo de beneficio, como una pensión, medicamentos gratuitos u otros. Bueno, parece que sí, dice él, pero de todos modos, si analizas las circunstancias, en realidad estamos trabajando como esclavos. Haría más dinero como taxista en India y no pagaría impuestos. Aquí no puedo ahorrar y la atención médica no es tan buena, hay que permanecer en una lista de espera. Las escuelas no son tan malas, sin embargo, Alemania lo que necesita son trabajadores para las fábricas, por lo que la mayoría de las escuelas no tienen una educación tan buena, y en éstas se enseña solo lo suficiente como para hacer un trabajo de obrero. Las escuelas privadas son completamente inasequibles. Incluso si te gradúas, no hay muchos trabajos altamente calificados. En cuanto a la pensión, cuando me jubile apenas tendré lo justo para vivir, y aun  continúan postergando la  edad de jubilación. Supongo que esperan que la gente muera antes de poder reclamar sus pensiones.

Entonces le pregunto: ¿a dónde cree que van todos estos impuestos? Son para pagar el imperio de la Unión Europea, responde, y el gasto militar de la nación, el cual está destinado a proteger las fronteras de Europa. Y probablemente para pagar los empleos del ejército de burócratas que controlan la Unión Europea, responde. «Pero yo ya soy un hombre viejo. ¿Qué puedo saber yo?»

Al despedirme, pienso que este taxista parece mucho más inteligente que los millones de ciudadanos alemanes que realmente creen que están viviendo en democracia.

Con musulmanes-comunistas, socialistas, nazis y el nuevo orden mundial, pienso que Europa no va a ser un lugar muy agradable para vivir o incluso invertir en los próximos 20 años.


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Eugene Freeman es un experto en fideicomisos internacionales y un abogado con veinte años de experiencia protegiendo a víctimas de persecuciones policíacas o gubernamentales, incluyendo casos de extradición por motivos políticos. Ha representado a algunas de la personas de más alto  patrimonio neto. En la actualidad, este renombrado profesional escribe para Mundo Offshore bajo su seudónimo Eugene Freeman, compartiendo su invaluable experiencia recolectada a lo largo de su larga y prestigiosa carrera.

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