Arabia Saudí es el tercer país del Golfo en nueve meses en introducir un «visado de oro». La residencia permanente comienza en 187.000 €, mientras que las residencias prorrogables por un año están disponibles a partir de 23.000 €. Encontre una versión en inglés de este artículo aquí
El nuevo programa de «Residencia Premium» de Arabia Saudita, aprobado en mayo, ya está abierto a solicitudes a través de un sitio web administrado por el gobierno.
Con este plan, los extranjeros podrán comprar bienes raíces, trabajar, dirigir negocios, ir y venir a su antojo, así como patrocinar permisos de residencia para sus familiares, todo ello sin un patrocinador saudita, como ocurría anteriormente, según informa Bloomberg. Siempre que tengan un historial penal limpio y un certificado de salud, así como que demuestren solvencia financiera, el programa está abierto a solicitantes de por lo menos 21 años de edad.
El plan «garantiza que los residentes y expatriados -incluyendo aquellos que han vivido en el reino durante décadas- sean parte activa de la economía de Arabia Saudita», esto fortalecerá los ingresos del Estado y apoyará firmemente la economía saudí», dijo a Bloomberg el Ministro de Economía Mohammed Al-Tuwaijri.
Con este plan, los extranjeros podrán comprar bienes raíces, trabajar, dirigir negocios, ir y venir a su antojo, así como patrocinar permisos de residencia para sus familiares.
De conformidad con la legislación saudí, los empleados y trabajadores extranjeros han estado sujetos a considerables cuotas mensuales destinadas a incentivar a las empresas privadas a preferir a los empleados locales antes que a los expatriados. Los residentes extranjeros, además, necesitaban patrocinadores locales y permiso para salir del país, y no podían poseer propiedades. Estas desventajas legislativas, unidas a un débil crecimiento de la producción económica (-0,7% en 2017), han impulsado la salida de varios cientos de miles de extranjeros del país en los últimos años, una tendencia que el joven gobernante espera revertir.
Objetivos de ingresos ambiciosos, aunque quizá nada irreales.
El programa, propuesto por primera vez por el Príncipe Heredero y regente de facto Mohammed bin Salman, forma parte de una estrategia más amplia para impulsar la inversión extranjera y reducir la dependencia de la economía del petróleo. Al presentar la idea en 2016, el monarca estimó que el plan recaudaría unos 10.000 millones de dólares anuales para el año 2020.
Si bien esa estimación puede parecer ambiciosa (incluso a los programas europeos más populares les cuesta alcanzar los mil millones de euros en ingresos anuales), la visa dorada de Arabia Saudita tiene un grupo de clientes ya incorporado: miles de árabes de gran fortuna que han vivido en el país durante décadas y 12 millones de residentes extranjeros en total, más de una tercera parte de la población total.
En una región caracterizada históricamente por el escepticismo hacia la influencia extranjera y requisitos de residencia hiper-restrictivos, Arabia Saudita se convierte en el último país en confirmar una tendencia de relajación de la política de inmigración. En septiembre del año pasado, tanto los EAU como Qatar introdujeron visados de residencia basados en los medios de subsistencia para los expatriados.