Antes que a Venezuela la traten como a Irán y a los venezolanos como a cubanos

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Nota del Editor:
https://mundooffshore.net se complace en publicar esta contribución de Samuel Arenas de MyCBS.biz. Su experiencia abarca varias áreas del campo financiero internacional pero su especialidad es el asesoramiento en la formación de estructuras comerciales internacionales y banca offshore ayudando a individuos y corporaciones en la obtención de sus objetivos.

21 de Agosto 2014

Tan lejos están los días en que Venezuela era admirada por la nacionalización y desarrollo de su industria petrolera, y por el bienestar de su clase media, que las nuevas generaciones no los conocieron. Eran los días en que el venezolano al salir al exterior y recibir respuesta a su pregunta por el precio de algo, decía «’Tá barato, dame dos».

Pero la generación adulta de 1990 hacia abajo no puede olvidar la época en que la moneda venezolana era aceptada fuera de las fronteras de su país, incluyendo a Panamá, Curazao, Aruba, Colombia y algunas islas del Caribe, y cuando el estatus de vida de la clase media era envidiable.

Una de las cosas de las que siempre hablamos en My CBS es de la dificultad que tienen muchos para ver la realidad tal cual como es, claramente. En Venezuela hay controles de cambio, “cupos” de entre USD 800 y 3,000 al año para salir de viaje, un límite máximo de $300 al año para compras por Internet, una escasez de alimentos humillante (y no hablo de los de “lujo”, sino los más básicos), amén de desabastecimiento de artículos tan elementales como toallas sanitarias, papel higiénico, pasta de dientes, etc. La cereza que corona la torta de las desgracias, es la reciente decisión del gobierno de ese país de imponer controles a lo que los ciudadanos pueden consumir, un racionamiento vergonzoso llevado a cabo con la mayor eficacia que proporciona la tecnología actual: el uso de máquinas capta-huellas.

saltoangelDe otro lado, los servicios que ofrece el estado, y aún las empresas privadas, han colapsado y la estructura física del país, llámese carreteras, electricidad, telecomunicaciones, es un completo desastre. Súmese a eso la inseguridad, donde es pan diario que se pierdan vidas por un cigarrillo, un par de zapatos, un celular, una mirada “fea”, para hacer de la situación que se vive allá, algo insostenible; como suelo decir, invivible. Peor, el futuro de la nación está hipotecado con una enorme deuda pública que deberá ser pagada por los hijos y nietos de Bolívar de este siglo. Pero muchos, no ven.

Recuerdo claramente que ya desde el 2005 le decía a muchos de nuestros conocidos, amigos, y clientes venezolanos «pon un pie fuera, porque nunca se sabe cuándo se va a necesitar tener una residencia fuera del país, y ahora es el momento, ya que tienes algo de dinero y hay jurisdicciones en las cuales —con una pequeña inversión— puedes obtener una residencia que mañana puede ser la diferencia entre vivir y no».

Si bien algunos de los aconsejados se interesaron y siguieron nuestras sugerencias, la mayoría —como suele suceder— no podían ver la realidad con claridad e hicieron caso omiso. Cuando uno no ve, no importa que hayan hombres de vista aguda que se levanten a advertir del peligro: no harán nada y dejarán que el anunciado tsunami se lleve sus vidas, sus finanzas, su felicidad.

Como decimos en la introducción de algunas de nuestras páginas web, «Cuando alguien vive encerrado en la realidad de su propio medio, cultura y nación, pierde la visión amplia de lo que está pasando en el mundo, y esta realidad finalmente afectará su entorno sin que la persona comprenda lo que sucede».

Nuestra constante relación con agentes registradores de empresas, bancos, abogados y diversos individuos relacionados con el mundo offshore alrededor del mundo, nos mantiene informados de los cambios que se van generando en el mundo y uno de ellos es la creciente resistencia o sensibilidad que se está mostrando hacia las personas y empresas venezolanas, ante una posible sanción futura hacia su país.

Cada vez es mayor el número de jurisdicciones y bancos que cierran sus puertas a posibles clientes o prospectos venezolanos que quieren fundar una empresa o abrir una cuenta bancaria offshore. Esto ubicaría a Venezuela en un futuro próximo en el exclusivo club de países al que pertenecen Corea del Norte, Cuba, Irán, Libia, etc., que tienen cerradas las puertas de las finanzas internacionales.

No extrañará que pronto un venezolano no pueda abrir una cuenta bancaria en el exterior. Sin embargo, ¿Cuántos de ellos reaccionarán a tiempo antes de que las puertas se cierren en un inmenso “corralito” financiero? No lo sabemos, pero sí queremos alertar a nuestros amigos venezolanos para que tomen medidas para escapar de esta situación, y la primera es hacerse de una cuenta bancaria offshore. La segunda, constituir una empresa en el exterior. Todo ello desde luego, enmarcado en una estrategia de diversificación internacional y de protección y aumento de los activos propios.

En My CBS hemos diseñada un paquete de auxilio, tanto en el precio como en en el diseño, especial para nuestros amigos venezolanos. Si se anima, sólo contáctenos.
Un saludo a su futuro,

Samuel Arenas
Estructuras y Cuentas Bancarias Offshore
Si desea contactarnos…

Este artículo fue publicado originalmente en MyCBS.biz
Copyright © 2014

Fotocrédito a Yoel por la imagen del Salto Ángel.

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