¿Cómo proteger sus activos de persecución, impuestos excesivos o confiscación?
Sus activos están siendo cazados y el que los estaá cazando en primer lugar es el estado, cuyo objetivo es maximizar sus propios beneficios a expensas de uno. Para lograrlo todos los medios son buenos, así que seguramente aprovechará el poder que le brinden las circunstancias.
Todos los negocios hoy en día se pueden clasificar en dos grupos: los que ayudan a resolver problemas y los que ayudan a ganar dinero. Lo mismo aplica tanto para el sector público, como privado. Por desgracia, cuando se trata de obtener máximas ganancias, los bienes (dinero, posesiones) siempre estarán amenazados y entonces surgirá la pregunta: ¿Cómo se pueden proteger los activos de persecución, impuestos excesivos o confiscación?
En la práctica vemos que aquellos que estén interesados en ayudar a las personas, con el tiempo no solo logran tener ingresos estables, sino también un crecimiento constante. Sin embargo, muchos no tienen la paciencia y la visión necesarias, por eso a menudo vemos como la avaricia impulsa a las personas a buscar ganar lo máximo que se pueda hoy y ahora. Eso solo conduce a una de dos cosas: se acorta la vida de la empresa o se vuelve más riguroso su comportamiento.
Por ejemplo, un buen doctor siempre trata de curar a sus pacientes y enseñarles a conservar su estado de salud independientemente de él, solo recibiendo alguna consultoría de vez en cuando.
En cambio, un médico que sueña con ganar más, sin importar donde vive, en los EE.UU. o en Nigeria, hara? todo para que el paciente se sienta mejor, pero nunca se recupere por completo, así seguirá regresando con el doctor por más tratamiento.
Lo mismo pasa con abogados que pueden llevar años en pleitos judiciales por casos que en realidad se resuelven fácilmente en la etapa prejudicial.
Otro ejemplo: a todos nos ha tocado un mecánico que además de arreglar el problema del escape, insiste en cambiar los filtros, aceite y hasta la correa de transmisión.
Hay que admitir que en el sector privado esta política con el tiempo conduce a un deterioro de las relaciones entre el cliente y el prestador de servicios, y al final un negocio de este estilo no sobrevive.
Otra cosa sucede si esa política de ganar más dinero en lugar de ayudar más, la implementa un estado.
Se vuelve cada vez más común que el gobierno y otros organismos públicos no existen para servir a los ciudadanos, sino para beneficiarse ellos mismos. Como dicen, la autoridad siempre procura primero asegurar su propia conservación, y solo después la de todos los demás. Obviamente cumplir ese objetivo será ma?s fácil mientras más dinero y más control se tiene. En el caso del estado, el dinero proviene de los impuestos, y el control se logra con leyes y reglamentos, fuerza y armas de fuego, todos ellos respaldados por el mismo dinero que se recaude.
Al darnos cuenta de la importancia de todas estas herramientas para un gobierno, entendemos por qué no se prohibe, por ejemplo, la venta de alcohol y de tabaco, siendo ellos las causas del alto índice de mortalidad y de nacimiento de niños con malformaciones. Lo que realmente importa es la cantidad de dinero que representan estos dos rubros en los ingresos del estado.
Una nueva «ley seca» implicaría una disminución inmediata de recaudaciones fiscales.
Algo parecido está ocurriendo también con la cuestión de las drogas. Sabemos que los EE.UU. han declarado la guerra a los narcotraficantes. Esta guerra es real, no solo se trata de declaraciones: durante los enfrentamientos con los narco carteles se usa el armamento militar más avanzado tanto por la policía como por los mismos delincuentes (¿de dónde lo sacarían?), solo que los métodos del estado no siempre están basados en la ley, y en muchas ocasiones hay víctimas entre civiles.
No obstante, los policías del departamento antinarcóticos se consideran casi héroes nacionales, muchos fondos se destinan a esta nueva guerra contra las drogas, mientras el Pentágono ofrece más medios para continuar con la noble causa.
Claro que de repente sale algún reportaje sobre la procedencia de las armas modernas de los carteles, y resulta que las mismas autoridades del estado organizan y controlan el asunto. De paso se llenan los bolsillos los funcionarios de varios departamentos involucrados, aunque el ingreso mayor viene de «inversiones» en una lucha que jamás terminará. Si por alguna razón la situación empieza a mejorar o, por lo menos, así parezca, inmediatamente habrá un sangriento «ajuste de cuentas», y entonces la opinión pública volverá a apoyar a la guerra.
El problema general de los EE.UU., Rusia, China y otros países es que no hay forma de protegerse al 100%. Sus respectivos gobiernos cambian las reglas de acuerdo a su conveniencia sin ninguna consideración aparte del único objetivo: siempre tener la fortuna de su lado, como en un casino. Hasta ahora les está saliendo bien. Una vez más veamos el ejemplo de los EE.UU., con su famoso «Asset Forfeiture», la medida que permite el decomiso de los activos de un individuo, cuando aún no esté demostrado que la persona haya cometido delito alguno. Basta con una leve sospecha, incluso cuando se trate de alguna infracción menor desde el punto de vista lógico, las autoridades tienen el derecho de quitarle todo.
En China vemos otro tipo de control gubernamental: cada habitante tiene una especie de ranking oficial de la fiabilidad. En este ranking cada ciudadano tendrá un cierto número de «puntos», de 350 a 950, asociados directamente con su documento de identificación. Actualmente el sistema todavía se está aplicando en modo de prueba y la participación es voluntaria, pero ya con el Plan 2020 el ranking va a ser obligatorio.
A partir de ahí – cuanto mayor sea la calificación del ciudadano, mayor es su fiabilidad. Mientras más bajo es el ranking – peor para uno, porque habrá consecuencias directas. Por ejemplo, no podrá obtener un préstamo
bancario. ¿Criticaste el gobierno? ¿Retiraste un monto sospechosamente grande de tus activos? ¿Tus amigos están en contra del régimen del partido? Ya no tendrás acceso a créditos u otros beneficios de la civilización.
La verdad es que ya no importa donde viva, Usted y sus activos estarán siendo perseguidos por las autoridades locales e internacionales que intentarán cobrarle más impuestos o, si se presenta la oportunidad, confiscarlos.
¿No lo cree? Vea las tasas de interés negativas en Europa y el número creciente de todo tipo de reportes financieros que ahora se exigen desde los EE.UU. hasta China. Dese cuenta de las restricciones en el uso del efectivo, porque resulta más difícil rastrearlo. Al parecer nos están poniendo trampas por todos lados, para acorralarnos y al final sacarnos absolutamente todo.
¿Cómo nos podemos proteger en un escenario así? ¿Cómo no permitir que los chacales hambrientos destrocen todo lo que hemos acumulado a lo largo de muchos años de trabajo y dedicación?
En primer lugar, hay que entender que ninguna medida le brindará la protección del 100%. Como vimos, el poder de los gobiernos y de los bancos centrales consiste en que puedan cambiar las reglas en cualquier momento para mantener su control. Por lo tanto, no existen soluciones para toda la ocasión. Sin embargo, sí existen medidas que puedan servir como una especie de seguro, con el que por lo menos, Usted al final del día no quedará con cabeza descubierta y bolsillos llenos de aire.
En segundo lugar hay que recordar que los expertos en protección de activos recomiendan distanciarse de ellos. Como dijo Nelson Rockefeller: «El secreto del éxito es ser dueño de nada, pero tener el control de todo.» En este caso, se refiere al hecho de que no es necesario almacenar todo en una cesta marcada con el único nombre que sea el suyo. Si la policía un día decide confiscar su coche y consulta la base de datos, con mucho gusto se puede enterar de que aparte del coche Usted tiene una empresa, una casa, varias cuentas bancarias, etc.
Por por lo tanto hay que diversificar: desvincular sus propiedades de sí mismo. Mantenga el control pero deje de ser el dueño formal. Para ello, utilice los holding, fideicomisos, cuentas en el extranjero.
Mantenga sus activos en diferentes lugares, para que en el peor caso de pérdida de una «cesta» no tenga problemas con las demás. Como dicen, «el papelito habla»; lo que está en los documentos es lo que se usará en su contra o, si Usted lo anticipe, en su favor.
Por supuesto, lo que estamos sugiriendo aquí no es la solución a todos los problemas, pero puede proveerle de una póliza de seguro que le permitirá defenderse en caso de ser necesario.
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