Fuga de capitales en Venezuela, huyendo del bolívar

Mucho se ha hablado de los paralelismos entre Venezuela y Argentina. Una devaluación venezolana era anunciada como inevitable desde hacía meses por los expertos. Las finanzas del gobierno venezolano, como las argentinas, están deterioradas. La nueva cotización para el tipo de cambio oficial quedó en 6,3 bolívares por dólar, desde los 4,3 vigentes desde 2011. Además, esta cotización pasará a ser la única, ya que se anunció recientemente la eliminación del tipo de cambio secundario de 5,3 bolívares por dólar.

La suspensión de las transacciones en el mercado cambiario que tuvo lugar en enero de este año junto con las posibilidades de una «maxidevaluación» de la moneda desató en Venezuela las apetencias de un mercado negro.

No hay que olvidar que el bolívar se negocia en un mercado negro ilegal, donde suele triplicar el precio oficial. Las autoridades endurecieron los castigos por ilícitos cambiarios y prohibieron a los medios informar sobre el precio del dólar paralelo.

Pero, como el caso de Argentina, la historia de la moneda venezolana es un relato de inestabilidad, con diferentes tipos de administración cambiaria implementados a lo largo de los años. Hoy también Venezuela comparte un muy alto nivel de inflación, que en 2012 cerró en 20,1%. Y es probable que la inflación se acelere en 2013 hasta acercarse al 30%, debido al significativo aumento de la liquidez y el traspaso de la considerable devaluación.

La devaluación de la moneda parece estar siendo un instrumento muy poderoso para contener el creciente déficit presupuestario y limitar las necesidades de financiamiento, ya que está permitiendo al gobierno recaudar el impuesto inflacionario y los ingresos en moneda local por las exportaciones de petróleo.

En 2002, el gobierno de Hugo Chávez puso en vigencia un sistema para frenar una aceleración de la fuga de capitales tras el paro de la industria petrolera y una caída generalizada en la economía. Esta medida parecía la única para evitar un colapso económico. No obstante, esto no evitó la fuga de capitales, más bien propició que se buscaran alternativas para sacar dinero del país, miles de millones de dólares no se quedaron en Venezuela y buscaron cobijo en países vecinos.

Y esta situación perdura en la actualidad: los venezolanos pueden acceder a montos limitados de divisas para viajar, consumir por internet y estudiar en el exterior. Y deben demostrar el origen legal de sus divisas para abrir cuentas en dólares en bancos locales. Las empresas pueden solicitar divisas para importaciones.

De hecho, las importaciones se incrementaron hace una década y continúa su aumento dado que además Venezuela es altamente dependiente debido a su deficiente producción interna. La tasa oficial para importaciones está fijada en 4,3 bolívares por dólar para compras de biene básicos y de 5,3 para otros sectores menos prioritarios. Esta tasa lo que hace es sobrevalorar el bolívar, lo cual hace que sea más barato comprar en el exterior que producir.

Asimismo, esta tasa artifical ha hecho que en Venezuela sea un negocio importar todo. Ante esto, las compañías además de solicitar divisas para importaciones, también se han convertido en expertos en operar con cambios múltiples y ganar dinero al revender dólares en el mercado negro.

Y ahora, con el reciente fallecimiento del que fuera mandatario por más de 15 años en el país latinoamerico… ¿Cómo afectará esta situación a esta persistente y ya habitual fuga de capitales? De momento, el dinero sigue saliendo volando como pueda fuera de las fronteras venezolanas. 

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