Conocidas en todo el mundo como uno de los mejores centros financieros offshore, las Islas Vírgenes Británicas son un paraíso fiscal próspero y una de los jurisdicciones extraterritoriales mejor consolidadas en el Caribe, que tras asumir su autonomía en 1967 y sus posteriores legislaciones como la International Business Company en 1984 o la ley de Sociedades Comerciales promulgada en 2004, propiciaron un ambiente ideal para los negocios internacionales, contando en la actualidad con cerca de 800,000 empresas .
Las IVB tienen un sistema jurídico basado en el Derecho Inglés complementado por las ordenanzas locales, con lo cual no existen impuestos sobre sociedades comerciales, en su lugar existe una cuota anual por licencia de 350 USD. Es por este y muchos otros factores que durante los últimos años estas islas han atraído un importante numero de empresas internacionales que ha mantenido un ritmo de crecimientos sostenido de demanda.
Las Islas Vírgenes Británicas poseen en la actualidad de una excelente infraestructura financiera, que cuenta con servicios de primera, abogados y consultores especializados en estrategias de planeación fiscal a la medida de cada necesidad.
IVB, una jurisdicción a prueba de controversias
Durante todo este tiempo al igual que otras jurisdicciones offshore, las Islas Vírgenes Británicas han sufrido toda clase de embates globales que han intentado hacer de este país el centro de la controversia, como en el 2012 cuando una investigación de ICIJ logró la desclasificación de 2.5 millones de archivos, comprometiendo a su vez la información privada de cerca de 120 mil empresas y fideicomisos offshore ubicados en distintas jurisdicciones del Caribe.
Esta fuga de información clasificada fue el motivo perfecto para que desde ese año, territorios como el Reino Unido, iniciaran una campaña de “desoffshorisación”, un proceso a nivel global que tiene por objeto combatir y desarticular a las jurisdicciones offshore. Algo que a grandes rasgos culminó con la resolución de una iniciativa de Gran Bretaña por obligar a todos sus territorios de ultramar a adoptar políticas de transparencia sobre propiedad pública.
Esta iniciativa de unificación impuesta por el Reino Unido, obliga a todas aquellas jurisdicciones que forman parte de sus territorios a reportar detalladamente todos los datos e información relativa a empresas, cuentahabientes, y fideicomisos que se gestionan en cada jurisdicción. Centralizando así la influencia de Gran Bretaña sobre todos estos territorios, y aboliendo con ello regulaciones como el actual Programa de Control de la Titularidad de las Empresas con que las Islas Vírgenes Británicas se rigen desde hace 30 años y que a la par de regular perfectamente todas las instituciones financieras en las islas, se ha adaptado para cumplir con los estándares internacionales antilavado de manera cabal.
Al respecto de esta nueva estrategia de “Desoffshorización” que entrará en vigor a partir del año 2016 específicamente, el Primer Ministro de las Islas Vírgenes Británicas, Orlando Smith ha manifestado abiertamente la incompatibilidad de esta reforma de centralización, mencionando que de ser aceptado por esta jurisdicción, afectaría gravemente la industria de servicios financieros, que actualmente representa el mayor contribuyente al PIB de las islas. Por lo que adelantó que en representación de las Islas Vírgenes Británicas se desmarcaría de la política del registro central de beneficiarios.
Sin duda las Islas Vírgenes Británicas no son una jurisdicción con disposición de formar parte de esta política que el Reino Unido pretende imponer.
¿Sigue siendo atractivo abrir una empresa offshore en las Islas Vírgenes?
Tras lo anterior, podemos contar con que las Islas Vírgenes Británicas, difícilmente se integrarán en el mediano plazo a las condiciones que Gran Bretaña pretende imponer, no olvidemos que se trata de una de las jurisdicciones Offshore más sólidas en el mundo que desde hace más de 30 años se ha consolidado como líder en la industria, algo que es poco probable que deje de ser en unos cuantos meses.
Si usted se pregunta ¿Sigue siendo atractivo abrir una empresa offshore en las Islas Vírgenes? la respuesta es: Sí. El registro de sociedades en esta jurisdicción es y seguirá siendo uno de sus principales atractivos. No olvidemos que al igual que la banca privada, la apertura de una sociedad aquí tiene como principal ventaja la exención de impuestos, disponibilidad para cualquier actividad empresarial, tramitología sencilla, requisitos de mantenimiento flexibles y estrictas normas de secrecía y privacidad.
Para abrir una sociedad privada en las Islas Vírgenes, los socios deben cumplir con requerimientos bastante flexibles. Los propietarios de la empresa, pueden presentarse personalmente en el registro de sociedades, pero tienen la alternativa de hacerlo vía remota.
Por otro lado, la apertura de una empresa requiere de un mínimo de un solo dueño, un accionista y un director, que pueden ser a su vez la misma única persona, no existe necesidad de nombrar ningún oficial de funcionamiento, por lo que la estructura de la nueva empresa puede ser diseñada conforme a los requerimientos de cada cliente.
Los accionistas, directores, y funcionarios de una sociedad offshore en las IVB pueden ser personas físicas o jurídicas de cualquier nacionalidad, las reuniones de accionistas y directores pueden ser celebradas vía remota sin necesidad de acudir a las islas.
Una importante ventaja jurídica de abrir una empresa en las IVB es que si un gobierno o ente extranjero determinase incautar la acciones de las sociedad o cualquier otro bien relacionado, el accionista o su abogado representante puede solicitar al tribunal de las islas desatender cualquier solicitud de incautación.
Para una sociedad de negocios en las Islas Vírgenes Británicas, existen varias opciones de incorporaciones, pudiéndose tratar de una sociedad anónima, una sociedad limitada por garantía, sociedad de responsabilidad ilimitada, sociedad de cartera segregada, y una compañía con propósito restringido.
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