Un tema muy interesante es como realizar la gestión de su negocio a través de un trust (fideicomiso) o un sistema de los mismos.
Las razones para recurrir a tal mecanismo pueden ser diferentes, veamos las principales:
- Puede ser que Usted tenga la necesidad de ocultar su nombre detrás de una estructura, porque quiere evitar la atención innecesaria de cualquier origen hacia su persona o su familia.
- Tal vez Usted tenga la necesidad de establecer reglas claras de su relación con socios (co-inversores) de su negocio, o prepararlo para una ampliación, captación de nuevos inversores o venta de su participación más adelante.
- Es posible que Usted se haya dado cuenta de que el negocio, debido a ciertas circunstancias, probablemente no le interesaría a sus herederos, y teme que lo podrían «tirar por la ventana».
Uno de los requisitos del fundador, para el funcionamiento de este mecanismo de gestión, es la participación activa del mismo fundador del fideicomiso en todo el proceso, y la posibilidad de controlar cada etapa del trabajo.
¿Cómo se puede implementar?
- Inicialmente se constituye un fideicomiso, cuyo fundador actúa como protector (controlador) de los activos del mismo y de la distribución de las ganancias entre los beneficiarios. Las condiciones para llevar a cabo este control pueden estar establecidas por escrito abiertamente en atribuciones del protector o de modo reservado en la llamada «carta de deseos» («letter of wishes»). El fundador puede elegir recibir informes administrativos al menos 1 vez al año, mientras el contrato fiduciario no estipule lo contrario.
- La empresa que se constituye para el negocio figura como activos del fideicomiso, sin importar en que jurisdicción esté registrada, ya que legalmente, el fideicomiso es el titular del 100% de sus acciones al momento de registrarla. Por lo tanto, todos los pagos de los dividendos corresponden al fideicomiso, el cual ya los distribuye internamente entre los beneficiarios.
Por supuesto, sería mucho mejor para el negocio, si el destinatario final de las ganancias no fuera un «trustee» offshore, sino alguno en Europa, por ejemplo, en Chipre, que tiene muchos acuerdos con otros países para evitar la doble tributación. Lo mismo aplica a la recepción de regalías, las transacciones de leasing y a la percepción de intereses por los depósitos. - Como vimos, en la empresa que se constituye, el 100% de las acciones pertenece a una persona moral, el «trustee», que posee la empresa y la maneja a favor de los beneficiarios. El mismo trustee actúa como director corporativo. En este caso, el trustee no es solamente «nominal». Él actúa como el dueño real con todos sus derechos legales y como el director, con todos los poderes correspondientes.
- La gestión de cuenta y todas las relaciones con bancos asume la fiduciaria, mientras que la compañia accionista (trustee) tiene derecho a contratar directores operativos que pueden ser ciudadanos de cualquier país e incluso pueden abrir cuentas en todas las regiones donde se planee realizar las actividades; cabe mencionar que el segundo firmante sera siempre el trustee, siendo esto una necesidad para la seguridad del negocio.
En realidad, el trustee es el director corporativo, quién confía algunas de sus atribuciones a otras personas físicas, por lo general renovandolas cada año mediante la emisión de poderes. - De este modo el director operativo (el titular del trust) realiza sus negocios tranquilamente, mientras la contabilidad y auditoria las maneja el trustee. Así, sin involucrarse en la sustancia del negocio, el trustee está listo para retomar el control en cualquier momento.
- El control se lleva a cabo según la siguiente esquema: titular del trust = protector del trust = director operativo del negocio. El propietario puede tener todo el control sobre los procesos y las decisiones en el manejo del negocio, pero al mismo tiempo tiene la opción de decir que el negocio no es de él, que él solamente es un director contratado, tal como lo demuestran los documentos.
Controlando su empresa de este modo, legalmente el propietario puede desviar cualquier sospecha de su titularidad. Siendo el protector del trust (fideicomiso), el mismo puede controlar la distribución de los fondos excedentes (inversión), y siendo el fundador, puede hacer recomendaciones para estas inversiones. - En caso de eventos adversos no deseados (muerte, pérdida de capacidad, detención) el trustee se hace cargo de toda la gestión y puede vender el negocio a precio del mercado, o controlarlo mediante la contratación de gerentes externos. Tales acciones se definen desde el inicio en los suplementos del trust, y pueden ser ajustados por el titular en el proceso de funcionamiento.
Esto es especialmente importante en caso de que las empresas cuenten con ciertos activos, tales como propiedades inmobiliarias o bienes muebles (líneas de producción, naves, etc).
A veces surge la pregunta: «¿No pasará que la empresa fiduciaria quiera involucrarse demasiado en el negocio, y por lo tanto, lo obstaculice?»
La verdad es que la empresa fiduciaria tiene otros clientes, y si se va a meter en los negocios de todos, simplemente perderá el suyo. Es imposible ser experto en todas las aéreas, por lo que los trustees prefieren no interferir en los procesos de negocio hasta que ocurra algún evento específico, y cuando eso pase, proceden a la contratación de especialistas, llevando solo el seguimiento de sus actividades a través de los mecanismos establecidos.
Además, si el titular del trust no está satisfecho con el trabajo, puede cambiar al trustee, dado que esta opción está estipulada en los reglamentos del trust. Prácticamente, el trustee y el titular del trust forman un tándem, en el que sus intereses coinciden en la etapa de constitución y se mantienen firmes durante toda la duración del funcionamiento del mismo. Aquí se aprovecha que la ley sobre las empresas extranjeras controladas no puede aplicarse al titular del trust o al director operativo.
El coste de un trust de este tipo depende del acuerdo entre la empresa fiduciaria y el fundador e incluso de la identidad del fundador, por los riesgos que pueda causar al trustee. Como ejemplo podemos mencionar un trust existente, cuyos pagos anuales al trustee son alrededor de 120 mil doólares.
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