Emplazada en el Caribe, la mancomunidad de Dominica es una isla de ensueños, un paraíso terrenal. Puede uno sobre su superficie dejar vagar la curiosidad ya que hay mucho verde por explorar. Represando el Mar Caribe, se sitúa entre Guadalupe y Martinica, formando parte de las Antillas.
Es una isla de origen volcánico, donde los suelos fértiles han permitido desarrollar especies exuberantes de flora, que la pueblan en más de su 60%; así como como su fauna, compuesta, entre otras dádivas, de 172 especies de pájaros y 55 especies de mariposas. Con un total de 754 km2, Dominica es un Edén perdido en los lindes occidentales del Atlántico, todo allí es un regalo para los ojos y un agasajo para el cuerpo. Las facilidades que brinda a las personas de alto patrimonio neto, permiten gozar de su paisaje natural.
Dominica, la isla de más reciente formación de las Antillas, es el hogar del Boiling Lake, una fumarola sumergida que puede superar los 59 metros de profundidad; ésta forma un lago de agua hirviente con una temperatura promedio de 87° Celsius en sus orillas. Estamos prevenidos, pues, no todo allí es blanca arena fina de playas, dominica es mucho más. Borboteante agua gris azulada hormigueando en una nube de vapor; el Boiling Lake, como gran señor de su territorio, está cortejado por el Valle de la Desolación, donde brotan del mágico paisaje un enjambre de aguas termales emanando gases. La ruta hacia este paraje está recargada de tortuosos pasos que se adentran en la selva; pero, pese a su característica extrema, la vista de tan singular panorama justifica todos los esfuerzos.
Éste paraíso es el lugar donde la aventura cobra forma de caminatas guiadas, amplias rutas para recorrer con todoterrenos; selva, manantiales, en ebullición, cascadas. En Dominica se aspira un aire con sabor a naturaleza pura. 365 ríos irrigan sus arterias, tornándolo todo más frondoso, más paradisiaco. Forma parte de las islas de barlovento, denominadas así por los primeros europeos en navegar sus costas, ya que el viento parecía provenir de ellas.
Adentrándonos en las actividades que se realizan en sus costas, en Dominica se puede hacer submarinismo. Bucear por sus numerosos arrecifes de coral, disfrutar de los animales exóticos que constituyen su fauna marina. También está el esnórquel, navegar en vela; practicar otros deportes acuáticos. Si vamos por sus numerosos ríos, podremos contemplar la práctica del kayak, que se ha hecho muy requerida por los turistas que llegan a la región. Y para nadar, nada más idóneo que una zona de mística arena negra en la costa oeste; o, si se prefiere, playas con arena blanca. Más allá de los gustos, lo importante es que la diversión está asegurada.
Todas sus posibilidades afloran orgánicamente de sus bien dotadas características. Exuberancia que está plasmada en su himno nacional: «Isle of beauty, isle of splendor, Isle to all so sweet and fair», proclaman sus letras y se elevan hacia el cielo. Palabras muy ciertas, que encarnan su esencia celestial materializada en paraíso terrenal.
El paraíso de las personas de alto patrimonio neto
La facilidad con que las personas de alto patrimonio neto pueden hacerse con un derecho a residencia a través de un programa que el gobierno está impulsando —el programa de ciudadanía por inversión—, hace replantearse seriamente aquello de que el dinero no compra la felicidad. Nadie en su sano juicio podría decir que la felicidad no está en estas tierras; pues ella ha enraizado sus mejores virtudes aquí, en el paraíso, en Dominica.
Así pues, las puertas de la felicidad están abiertas para ellos. Y una de las formas en que esto puede concretarse es invirtiendo en bienes raíces, que, aparte de otorgarles la ciudadanía, les otorgará más de una vía de negocios rentables. Sería deseable aprovechar ahora que todavía hay tiempo, porque ya muchos lo han pensado y saben que poseer un sitio en el Caribe es un premio impagable del que no todos pueden disfrutar.
Roseau, la capital de Dominica
Ubicada en una de las escasas áreas planas de la costa oeste de Dominica, pervive en esta ciudad un estilo colonial británico y francés en mezcolanza con la arquitectura contemporánea. Se encuentra directamente con el mar caribe y dispone de tres importantes puertos, a donde van a dar los cruceros que discurren transportando a extasiados turistas. Es el centro del comercio y del turismo de este pequeño pero paradisiaco país.
Es la ciudad más longeva e importante de Dominica. Un sector importante de su economía es la comercialización de frutos, verduras y demás especies originarias. Roseau es un núcleo importante en la vida del país; sobresale, como brotando del mar, rodeada por las montañas forradas de especies verdes que todavía el hombre no ha mancillado.
Al sur de Roseau, en High Meadow, se rodaron algunas escenas de la taquillera Piratas del Caribe. Éste y otros emplazamientos de Dominica resultan ideales para este tipo de producciones, puesto que ofrecen un paisaje virgen, similar al que existían en épocas en que el hombre todavía no había colonizado los más recónditos parajes del mundo.
Las personas de alto patrimonio neto que deseen adquirir un pasaporte adicional contarán con todo el apoyo para establecerse, invertir creativamente y hacer de éste un lugar más animado.
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