Sin lugar a dudas, actualmente Argentina es el mejor país de Latinoamérica en lo que respecta a criptomonedas y blockchain. Mientras que otros países en el continente tienen problemas para avanzar en esta área, Argentina está estrenando un sinfín de proyectos con el objetivo de introducir las criptomonedas al público en general.
Justo hace un par de meses, un banco en Argentina inició la aprobación de Bitcoin como forma de pago para operaciones transfronterizas. Esta acción permitirá que las transacciones sean más rápidas y seguras, generando así mayor capital y transparencia.
Argentina acaba de dar un paso más en relación a las criptomonedas, ya que creó su propia moneda basada en el valor del vino.
Una bodega argentina presentó una criptomoneda que estará basada en el valor de una botella de vino, un proyecto que también utilizará la tecnología del blockchain con la finalidad de que todo el proceso de cosecha sea accesible a todo aquel que desee invertir en dicha moneda.
La bodega Costaflores tiene exportaciones limitadas de vino, de las cuales la cosecha del año 2021 será definida por el valor de la criptomoneda y este importe cambiará en cada cosecha. La meta es unificar el mundo del vino con el de las monedas virtuales e introducir una plataforma abierta donde se cargará toda la información concerniente a la producción.
Hay quienes están interesados en comerciar vino, y quienes especulan con las criptomonedas. En este caso, la bodega Costaflores está creando un respaldo físico, tangible, lo cual puede ser interesante tanto para los expertos en esta nueva moneda como para los amantes del vino.
La bodega Costaflores produce un promedio de aproximadamente 15 000 botellas al año que son exportadas a países como India y España, a un precio que alcanza alrededor de 13 dólares estadounidenses. La bodega ofrecerá un precio de valor inicial cercano a los 5 dólares estadounidenses para cada unidad de su primera cosecha comercializada a través de las criptomonedas, a partir del 2021.
Al mismo tiempo, el vino es un producto cuyo precio, a diferencia de otras bebidas, no es fijo. Nadie va a pagar miles de dólares por la mejor cerveza o el mejor whisky del mundo, sin embargo esto sí es posible para los vinos más prestigiosos.
La idea surgió de Mike Barrow, un experto informático americano y propietario de la bodega Costaflores, ubicada en la provincia de Mendoza en el centro de los Andes argentinos. Barrow expresó que conoce a personas que aún no entienden sobre las criptomonedas, una de las razones que lo motivó a crear esta integración entre los dos ámbitos.
Desde el punto de vista de Mike Barrow, este proyecto ayudará a las personas a entender sobre criptografía y blockchain. Este es un modelo de negocio muy novedoso en Latinoamérica y el hecho de que pueda ser utilizado por un proyecto tradicional podría incrementar la reputación de las tecnologías financieras en la región.
Todo aquel que decida invertir en la nueva botella de vino producida por Costaflores, podría intercambiar la criptomoneda por una botella de vino o, si lo prefiere, mantenerla en sus portafolios de inversión como un activo más mientras espera a que su valor aumente.
Las tendencias comerciales deben modelarse sobre la base de la promoción de buenas prácticas empresariales. Asimismo, son los compradores y vendedores, junto con el comercio justo para ambas partes, quienes pueden garantizar el desarrollo de sólidas alianzas comerciales.
La otra arista del proyecto que complementará a la criptomoneda se denomina »Open Vino», cuyo objetivo es hacer pública toda la información de cosecha, a través de sensores digitales instalados en el viñedo e información contable, que va desde el precio de los corchos hasta las ventas y salarios en India, otro de los países donde el vino es distribuido utilizando la tecnología blockchain.
Mike Barrow opinó que el uso de esta tecnología, que consiste en una base de datos pública y que se almacena en diferentes ordenadores, no permite que la información sea modificada. Así, se espera que los clientes confíen en la calidad de su producto orgánico certificado y en el precio de sus criptomonedas.
Existirán dos tipos de clientes que podrán adquirir la moneda. El primero, será aquel grupo interesado en el vino y que lo adquirirá debido a su conocimiento previo sobre la trayectoria de la bodega Costaflores. Mientras que el segundo, corresponderá a los entusiastas de estos tokens, quienes pretenden especular con su valor, comprando ahora y vendiéndolos cuando su precio acreciente.
Esto es solo un ejemplo más de cómo las criptomonedas están influenciando a las personas alrededor del mundo. Es un modelo de activos que tiene un gran potencial en el mercado y que, gracias a su versatilidad, no puede ser detenido.
El proyecto que Mike Barrow quiere introducir puede parecer ambicioso y riesgoso, pero debe ser visto como una puerta de entrada a lo que está por venir. Incluso, si Barrow no tiene éxito, debería haber más empresas en Latinoamérica que sigan su modelo.