Una nueva solución para un viejo problema – Las ventajas de un fideicomiso

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El año 2018 ya llegó y junto con él nuevas sanciones y regulaciones que afectarán a un gran número de individuos y corporaciones, deseosos de proteger, resguardar y aumentar su capital. Un claro ejemplo es el Common Report Standard impulsado por la OECD, acuerdo que obligará a las jurisdicciones involucradas a intercambiar información financiera automáticamente.


¿Qué nos ofrece el mercado?

Las personas físicas que poseen un cierto capital, han quedado atrincheradas en medio de la guerra desatada por la OECD y sus leyes de intercambio automático de información. Usualmente dichas personas desean proteger las ganancias generadas luego de largos años de arduo trabajo, y por supuesto dejárselas a sus descendientes para asegurarles un futuro sin necesidades. Además, es importante que dichos descendientes también puedan resguardar el capital apropiadamente. Debido a las nuevas regulaciones muchas de las herramientas antes utilizadas para tal fin, ya no funcionan. Sin embargo, en Mundo Offshore sabemos cómo solucionar este problema y se lo explicaremos en este artículo.


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¿Qué hacer para proteger sus activos?

Tomemos el caso hipotético de un abogado especialista en fideicomisos. Un cliente se dirige a él con el objetivo de invertir su capital pero al mismo tiempo manteniendo sus datos confidenciales. Entonces el abogado crea un fideicomiso, pasando a ser el abogado el fundador del mismo. Desde el momento en que el fideicomiso se crea y los

La estructura del fideicomiso es ideal para mantener protegida su información personal

papeles están firmados, el cliente ya no tendrá derechos sobre los activos del fideicomiso, ni podrá realizar cambios dentro del mismo. En otras palabras, el cliente se desligará completamente del fideicomiso, renunciando al derecho de controlarlo, o de obtener beneficios con excepción de aquellos estipulados previamente en el contrato. Si el abogado es un residente fiscal del país en cuestión (supongamos que estamos hablando de un país en Latinoamérica), entonces él deberá informar a las autoridades tributarias acerca del establecimiento del fideicomiso. De esta manera, tanto el abogado como el cliente se encuentran a salvo de riesgos o de consecuencias negativas. Asimismo, una vez declarado el nombre inicial del fideicomiso, el mismo puede ser cambiado sin problemas. ¿Qué pasa si no se declara el fideicomiso? Puede ser que nada, pero si el organismo correspondiente lo descubre el abogado se verá obligado a pagar una multa.

Los beneficiarios y el fideicomisario serán aquellas personas designadas por el cliente. Obviamente es muy importante que en el fideicomiso no haya alusiones al cliente ni figuren sus datos, así como tampoco debe haber ningún elemento que vincule al uno con el otro. Afortunadamente en la estructura del fideicomiso existen formas de mantener esta estricta confidencialidad.


Vea también: La Unión Europea estableció una nueva ley de Registro de Beneficiarios Reales para las corporaciones, sin embargo los fideicomisos seguirán manteniendo su confidencialidad.


¿Cómo proteger su confidencialidad?

Supongamos que el principal activo del fideicomiso es, por ejemplo, un hotel en Italia. Este hotel es una compañía con una dirección determinada y con una cuenta bancaria. En el balance de la compañía se encuentra este hotel registrado como un inmueble, pero se declara este inmueble luego de haber cerrado el acuerdo de compra. La compra del inmueble así como las negociaciones estarán a nombre del abogado fundador del fideicomiso. El dinero para la compra se transferirá desde la cuenta personal del cliente al fideicomiso, y de este último al vendedor del hotel. En consecuencia el abogado no realiza la compra exactamente en su nombre, sino en nombre del fideicomiso. El dueño del hotel será la compañía fideicomisaria a favor de los beneficiarios. De esa manera, la transacción se lleva a cabo sin que los datos del verdadero dueño sean develados, y eximiéndolo de posibles sanciones o controles fiscales.

Otra interesante posibilidad

Las inversiones colectivas están ganando cada vez más popularidad.

Créalo o no, en un país europeo se realizó una compra de un hotel 4 estrellas por 7,5 millones de euros. Lo interesante del caso es que el mismo fue adquirido a través de un fideicomiso y los dueños son un grupo de nueve individuos que no están emparentados uno con otro, sino que son empleados de una compañía. La propiedad fue comprada conjuntamente y pertenece a sus hijos, y el hotel está administrado por personal capacitado, quienes están obligados a rendir cuentas de las ganancias generadas y a depositarlas en la subcuenta de la compañía fiduciaria.

Esta forma de protección de bienes colectiva está ganando cada vez más y más popularidad. Progresivamente los inversionistas están llegando a la conclusión de que por sí mismos es muy difícil llevar a cabo grandes inversiones, por este motivo incitan a sus colegas a unir sus capitales para poder acceder a altas inversiones. Todos los potenciales desacuerdos se resuelven de antemano en el momento de establecer las cláusulas y condiciones del fideicomiso.

Si los jubilados en Latinoamérica no tuvieran miedo a las estructuras corporativas o a las inversiones extraterritoriales, muchos hoteles, restaurantes y emprendimientos pertenecerían, sin duda, a ellos, por medio de un fideicomiso colectivo. Juzgue por sí mismo, la rentabilidad del 4-5% de los métodos de inversión, y la seguridad de saber que sus activos están a salvo.

Cuando los fideicomisos están propiamente establecidos y organizados, son la mejor estructura para resolver sus problemas fiscales y financieros, y para proteger sus bienes y su capital.


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