Modelo de la OCDE para el intercambio automático de información financiera: todo lo que hay que saber del CRS

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El intercambio automático de información financiera entre los países del mundo muy pronto será nuestra realidad. Según está diseñado, un modelo de la OCDE permitirá el acceso automático a los datos de cualquier ciudadano que tenga activos en alguna de las jurisdicciones que se han adherido al sistema. Este modelo de intercambio se llama «estándar de reporte común» (en inglés, Common Reporting Standard, CRS) y se pondrá en práctica a partir del 2017.


¿Qué es el CRS?

Common Reporting Standard, o CRS, es un sistema de herramientas legislativas y técnicas que permitirá a las administraciones tributarias de los países adheridos disponer automáticamente y de forma periódica de información fiscal de los activos (cuentas bancarias, inversiones y otros) que sus contribuyentes tienen en el extranjero.

En síntesis, los principios generales del sistema CRS son los mismos que están establecidos en los actuales acuerdos bilaterales que tienen los estados para comunicar la información tributaria y evitar la doble imposición. La diferencia principal del CRS es que ahora las jurisdicciones no tendrán que solicitar la información particular y presentar pruebas de la supuesta evasión fiscal para obtener datos, estos se enviarán automáticamente una vez al año a los países e instituciones correspondientes.

¿Cuál el el objetivo principal del CRS?

Si Usted ve las noticias, estará al tanto de las frecuentes quejas de representantes de diversos estados por la insuficiente recaudación de impuestos. Se debe a varios factores, entre ellos el decrecimiento económico local y global, plantilla burocrática inflada, y también el hecho de que muchos contribuyentes simplemente evaden el pago de impuestos. Para hacer frente a este último factor, la OCDE (actualmente compuesta por 34 estados), junto con otros países interesados, está implementado una nueva estrategia.

El plan de acción se puede denominar «Anti-BEPS», por la referencia a las estrategias que utilizan las empresas multinacionales con el fin de eludir el pago de impuestos (del inglés Base Erosion and Profit Shifting, BEPS).

Según las agencias de investigaciones, grandes cantidades de dinero están «escondidas» en las jurisdicciones offshore, y los impuestos correspondientes no se han pagando. Cabe mencionar que para evadir impuestos muchas veces no hace falta trasladar sus fondos a países lejanos o sospechosos, de la llamada «lista negra»; basta con moverlos al país de al lado, por ejemplo, de Francia o Alemania – a San Marino o Mónaco.

Ahora, con la implementación del nuevo estándar de intercambio de información, ya no habrá modo de ocultar el dinero con un vecino. Puede hacer lo que quiera con sus bienes, pero primero pagará el impuesto que corresponda.

Además, se espera que gracias al CRS se podrán disminuir los gastos de los estados principales y, más adelante, de todos los estados del mundo. Los recursos «ahorrados» se aprovecharán para algo útil.

Hablando de jurisdicciones que se han comprometido a poner en práctica el intercambio de información a través del sistema CRS, el nuúmero de ellas ya superó una centena (101 para el 12 de mayo de 2016).

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¿Que? significa «intercambio automático de información»?

Hoy en día para obtener información sobre los activos de un evasor fiscal en el extranjero, se tiene que elaborar una solicitud oficial a la autoridad correspondiente, acompañada por pruebas de la supuesta evasión u otros hechos ilícitos. Obviamente, solo se hace en casos específicos, cuando alguna investigación local lo descubre o, hablando metafóricamente, cuando «viene un pajarito y lo cuenta».

Los demás, si se cuidan y no despierten interés de las autoridades, pueden estar tranquilos.

En cambio, el sistema automático de comunicación implica un procedimiento distinto. Una vez al año la administración tributaria de cada jurisdicción recopila la información sobre todos pos propietarios de activos en su país, incluyendo residentes de otras jurisdicciones. Luego los datos se envían a las autoridades fiscales correspondientes, quiénes, a su vez, revisan si los impuestos sobre esos activos fueron pagados según los reglamentos de su país.

Por ejemplo, España impone contribución a los ingresos, independientemente del lugar dónde esos ingresos fueron percibidos. Por lo tanto, a España le interesará mucho saber si alguno de sus residentes tiene activos en Turquía o Italia.

Algo parecido ya se está implementado en los EE.UU. La Ley de cumplimiento tributario de cuentas extranjeras, conocida como el acuerdo FATCA (del inglés Foreign Account Tax Compliance Act), obliga a todos los establecimientos financieros del mundo que tienen ciudadanos americanos entre sus clientes, comunicar la información sobre los activos de éstos al Servicio de impuestos internos de Estados Unidos. La diferencia entre FATCA y CRS está en que el último está enfocado en la residencia fiscal, no en la ciudadanía. Además, el CRS permite cierta apertura con jurisdicciones no adheridas actualmente, a diferencia del FATCA que solo se limita a amenazas.

Confidencialidad de la información intercambiada

La OCDE declara que se cuenta con suficientes salvaguardas para proteger la confidencialidad de la información que se comparta. Los países que se involucren en el modelo contarán con un sistema de seguridad para transferencia y almacenamiento de datos. No obstante, en la práctica vemos que a menudo un usuario común de Internet puede estar más competente en materia de seguridad informática que los órganos de gobierno. Por lo tanto siempre existirá el riesgo de robo de datos para su uso con fines distintos a los establecidos.

Estamos conscientes que cierta filtración de información es muy probable.

Fortalezas vs. debilidades del modelo de la OCDE

Una de las principales fortalezas del modelo diseñado por la OCDE es su aceptación por muchos países. En este sentido es evidente que todos ellos persiguen sus propios objetivos de recaudación de impuestos, sin embargo, se ha conseguido cierta unión: está confirmada la adhesión de más de 100 jurisdicciones.

Cabe señalar que para la aplicación del modelo de intercambio automático, cada uno de los participantes tiene su propia lista de los «copartícipes», con los que compartirá la información. Eso quiere decir que si el país «A» señaló al pai?s «B» en su lista, pero el país «B» no lo hizo con el país «A», no habrá intercambio entre ellos. Este punto es la clave que permite a las jurisdicciones conservar cierto control y poder definir los límites del alcance del nuevo sistema.

Obviamente, existen países que no desean participar en la iniciativa, aunque la OCDE no deja de presionarlos. Las razones para negar su adhesión pueden ser muy distintas, desde la falta de equipo y conocimiento tecnológico adecuado (los requerimientos del modelo están por encima de las capacidades inmediatas de la mayoría de los países en desarrollo), hasta la propia legislación de algunos estados que obstaculiza el intercambio automático de información financiera.

Mientras tanto, los primeros participantes empezarán la aplicación del estándar a partir del 2017, cuando podremos ver el funcionamiento del nuevo modelo de la OCDE puesto en práctica. Será mejor estar atentos y preparados, ya que no sabemos cuánto nos pueda afectar a cada uno de nosotros.

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