Mientras arde roma – La caída del Imperio Romano y su relación con la economía estadounidense

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“Te diré como hacerte rico: se precavido cuando los demás sean arriesgados. Se arriesgado cuando los demás sean precavidos”. Warren Buffett.

El gran economista ruso Nikolai Kondratiev fue quien formuló la teoría del “ciclo económico largo”, cuya duración fluctúa entre 48 y 60 años. En pocas palabras, esta teoría dice que las sociedades y sus economías crecen y decrecen en ciclos relativamente predecibles de aproximadamente sesenta años de duración. Kondratiev, en su teoría, compara el ciclo de las economías con el de las cuatro estaciones. De esta manera el nacimiento de un determinado sistema económico equivale a la primavera, su momento de mayor vigor y desarrollo, al verano, su período de madurez, al otoño, y finalmente, el invierno representa la muerte, o más precisamente en este caso la caída del sistema económico.

Acerca de Kondratiev

Nikolai Kondratiev fue enviado a un campo de concentración por el dictador Stalin y eventualmente ejecutado, solo por afirmar que el imperio soviético llegaría a su fin en un lapso aproximado de sesenta años. La historia comprobó que Kondratiev estaba en lo cierto, fallando su predicción por solo unos diez años.

Si aplicamos la teoría del “ciclo económico largo” al actual imperio estadounidense, podríamos afirmar que el mismo está transitando su etapa final, que está en un periodo de agonía que tarde o temprano devendrá en el colapso total de su mercado y de su divisa. Cuándo exactamente, nadie lo sabe, pero solo es cuestión de meses o de unos pocos años hasta que el otoño del imperio norteamericano se convierta en un crudo invierno.

La crisis del 2008 marcó el principio del fin para el imperio americano

Entre el imperio romano y el estadounidense existen paralelismos tanto de índole filosófica como histórica. Poco antes de su caída, el imperio romano gastó gran parte de sus fondos en el financiamiento del ejército, aumentó su tributación, experimentó inflación debido a la devaluación de su divisa, se involucró en conflictos bélicos internacionales. Además su economía se vio consumida por la gran cantidad de subsidios y servicios sociales, y por si esto fuera poco, era dirigido por líderes incompetentes. ¿A alguien le suena familiar?

En el año 2008 al estallar la crisis mundial, el mundo fue testigo de las primeras sacudidas de los cimientos del imperio. Según Kondratiev y otros pensadores financieros, esta crisis fue la primera de una larga seguidilla que inevitablemente llevará a los Estados Unidos al colapso financiero y social.

Otra cosa interesante de notar es que muy poco tiempo antes del colapso los romanos estaban gastando descontroladamente, pidiendo dinero prestado e invirtiendo en activos como si no hubiera un mañana. Como hemos señalado más arriba, existe un notable paralelo entre los modelos de la bolsa de valores hoy en día, y  los de la Antigua Roma hace varios siglos atrás.

Actualmente los inversionistas están invirtiendo (que valga la redundancia), en la bolsa de valores de los Estados Unidos como si tuvieran la absoluta certeza que el valor del mercado va a ir en ascenso. Los americanos han sido condicionados por la cadena CNN y por la prensa local a invertir en la bolsa como si fuera un casino. Para entender la analogía existente entre el imperio actual y el antiguo, solo basta con visitar el Ceasars Palace y ver con sus propios el concepto americano de inversión.

En vez de invertir en activos de alta calidad y bajo precio, los estadounidenses compran las acciones más populares y más costosas, sin entender o analizar las consecuencias de la inversión.

Esta estrategia claramente no es la mejor para hacerse rico, y menos que menos, para mantenerse rico.

Las transacciones bursátiles están y han estado por mucho tiempo sobrevaloradas.

Por si esto fuera poco, el negocio de las inversiones no es tan redituable hoy en día. A continuación un ejemplo:

MasterCard es una compañía bastante popular entre los inversores, incluso ganó cerca de 5 billones de dólares en “Free Cash Flow” el año pasado. (Free Cash Flow es esencialmente la ganancia disponible de una empresa para pagar a los accionistas cada año, por lo que es una muy buena manera de medir el rendimiento de sus inversiones).

Unos días atrás la empresa MasterCard estaba valorizada en 175 billones. Ahora supongamos que en ese momento usted hubiera tenido esa cantidad de dinero disponible, usted podría haber comprado la empresa. La ganancia que usted recibiría cada año sería de 5 billones de dólares. Esto es un 2.85% de la inversión, lo cual es un rendimiento muy bajo si se considera la magnitud de la inversión, y estamos hablando de una de las empresas más importantes y más sólidas del mercado. ¿Todavía está interesado en comprar MasterCard?

Y aquí van más ejemplos:

El “10-year note” del gobierno de los EE.UU. es considerada una de las inversiones más seguras del mercado, y su rendimiento era de solo 2.86% hace pocos días.

La proporción del valor corporativo del EBITDA de una empresa promedio en el S&P 500 está más alto que nunca.

La proporción de capitalización bursátil con respecto al PIB, en otras palabras, el tamaño de la bolsa de valores en relación al tamaño de la economía del país, está también más alto que nunca.

Los inversores en la actualidad pagan más que nunca por cada dólar en ingresos corporativos.

Por supuesto también tenemos casos particulares como el de Netflix, por ejemplo, compañía que cuenta con billones de dólares en pérdidas y más aún en deudas, y sigue siendo inexplicablemente, una de las empresas favoritas para los inversionistas de todo el mundo.

Y la lista sigue.

Claramente bajo cualquier examen objetivo, las inversiones bursátiles están y han estado por mucho tiempo sobrevaloradas. En otras palabras, el concepto de que la inversión aburrida y estable tiene mayor rentabilidad que aquella que es volátil y más aventurada, es absurdo, y esto está demostrado por el bajo rendimiento de la inversión bursátil actual.

Este tipo de pensamiento también afecta a los bancos, ya que el colapso de la bolsa tendrá como consecuencia inevitable  el colapso bancario, y por consiguiente las cuentas serán vaciadas o bien devaluadas.

Dada las circunstancias, quizás sea tiempo de seguir el consejo de Warren Buffett, de ser precavido y pensar en qué podemos hacer para minimizar los riesgos.


Por ende, a continuación presentamos una lista de las ocho cosas básicas que hay que hacer con el propósito de prepararse para un colapso económico masivo.


1-Ponga una parte de su capital en una institución privada offshore, como por ejemplo una cuenta de corretaje en Panamá y contrate un asesor que no intente vender un paquete de consumo vacío, sino que trabaje en función de los intereses y necesidades de usted. Una cuenta de estas características puede abrirse en Panamá con un depósito  de $100 000.

2-Solicite a su corredor offshore que compre bonos (preferiblemente BBB) en una jurisdicción de economía estable como Chile, en donde la rentabilidad oscila entre 6% y 8%.

3-Venda los bienes que posea en Estados Unidos incluyendo  bienes raíces, ya que el precio de estos decaerá dramáticamente en el momento del colapso. Es conveniente no vender todos los bienes ya que nunca se sabe lo que pasará dentro de diez años. Definitivamente venda la mayor parte de sus acciones y coloque las ganancias en un portafolio de bonos.

4-Invierta un 10% en oro, y auméntelo a 50% a medida que la crisis avance.

5-Invierta un 1% en criptodivisas, auméntelo al 5% a medida que la crisis avance.

6-Compre un terreno, preferiblemente una hacienda que le genere ganancias por medio de su producción.

7-Invierta lo que resta en un negocio ubicado en una jurisdicción low tax, de economía relativamente estable.

8-Asegúrese de que todos sus bienes estén protegidos por medio de un fideicomiso, con el fin de evitar la persecución de acreedores.

En conclusión, si usted invierte su capital sabiamente estará de fiesta mientras arde Roma, de lo contrario, no diga que no se lo advertimos.


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Eugene Freeman es un experto en fideicomisos internacionales y un abogado con veinte años de experiencia protegiendo a víctimas de persecuciones policíacas o gubernamentales, incluyendo casos de extradición por motivos políticos. Ha representado a algunas de la personas de más alto  patrimonio neto. En la actualidad, este renombrado profesional escribe para Mundo Offshore bajo su seudónimo Eugene Freeman, compartiendo su invaluable experiencia recolectada a lo largo de su larga y prestigiosa carrera.

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